Hay algo mágico en ver cómo se miran cuando no saben que están siendo observados. En escuchar sus risas, en compartir charlas y entender qué los hace únicos. Eso es lo que me inspira a contar su historia: desde lo espontáneo, desde lo auténtico, desde lo más profundo. Porque su boda no es un tablero de Pinterest. No se trata de tendencias ni de encajar en una estética ideal. Es un momento irrepetible, cargado de emociones reales, personas que aman, abrazos que sanan, miradas que dicen todo sin hablar. Este trabajo es un ida y vuelta. Es acompañar, es sentir con ustedes, es registrar lo invisible. Para que el día de mañana cuando revivan estas imágenes, vuelvan a sentir cada emoción como si el tiempo no hubiera pasado.